El Arte de Regalar

El regalo es aquella manifestación sincera de cariño, amistad, amor, generosidad, admiración y buen gusto. Esta acción suele escucharse sencilla pero como dice el título es un arte difícil de dominar. 
Sin embargo, los regalos que siempre se recuerdan son los que tienen un significado especial, que elegimos teniendo en cuenta determinados condicionantes.

Hay dos tipos de regalos: aquellos que hacemos con motivo de una celebración especial, como un cumpleaños, una boda o un aniversario,y aquellos que presuponen algún tipo de compromiso social, que responden a cierta responsabilidad adquirida, como pueden ser los regalos de empresa. También solemos hacer regalos de cortesía cuando nos invitan a comer o a cenar en modo de agradecimiento por la invitación.

La situación y la relación que mantengamos con la persona que vamos a regalar definirán los criterios de la elección del mismo. Sin embargo, antes de entrar en las posibilidades de regalos, analizaremos una serie de factores importantes y comunes a cualquier acto en el que se le entrega a una persona.

Fundamental que siempre que hagamos un regalo, sin importar a quien sea, debemos tener en cuenta los gustos de el/ella y no los nuestros propios. Utilizar  el criterio de los gustos personales pensando que son los mismos que los de los demás es un gran error. Tampoco es adecuado hacer un regalo por el simple hecho de que ellos nos regalaron, como si se devolviera un favor y este convirtiéndose en un compromiso.

Un factor que nos ayudará a elegir un regalo determinado es que la persona tenga una afición concreta, como el deporte, la música o la lectura. Será más fácil dar en el clavo, pues ese hobby será nuestra pauta a la hora de decidir.

El verdadero arte de regalar lo domina aquella persona que tiene la habilidad de descubrir los gustos de otra de manera indirecta, sin que sospeche cuál es la intención oculta al preguntarle. Esta habilidad, añadida a una mezcla de generosidad y sentido común, son los integrantes necesarios para que nos recuerden por nuestras acertadas elecciones.

Por ningún motivo debemos regalar algo que a su vez alguien nos haya regalado a nosotros. Hay personas que reciben un obsequio que no les gusta nada y aunque por educación no manifiestan su opinión, lo reservan en un rincón escondido para hacer uso de él y regalárselo a una tercera persona en otra oportunidad. Los regalos, gusten o no, son personales e intransferibles.

Recuerda:
  • Cuida el envoltorio, caja, bolsa o paquete donde vaya el regalo. La presencia del regalo, aunque no sea tan importante como el regalo en sí, dirá mucho de su persona. Si compra en unos conocidos almacenes, donde le envuelven el regalo con papel que lleva impresa la publicidad del negocio, procure cambiarlo y personalizarlo.
  • Si recibe un regalo por correo, llame por teléfono a la persona y agradecer por el mismo.
  • Prescinda de comprar todos esos objetos de dudosa utilidad que muestran en sus escaparates muchas tiendas especializadas en regalos, a los que se acude cuando no se tiene ninguna idea de lo que comprar o no hay tiempo.
  • A no ser que se trate de su pareja o una persona con la que tiene un elevado nivel de confianza no regale ropa.

Las personas que reciben un regalo también han de mostrar sus buenas formas y educación. Cuando alguien nos haga un regalo deberemos agradecerlo con sinceridad, valorando el detalle que esa persona ha tenido con nosotros. Lo cierto es que tampoco es una obligación es una obligación hacer regalos, no podemos reprochar a nadie por que no lo hagan.

Por educación, debemos abrir el regalo delante de la persona o personas que nos lo han hecho y reincidir en el agradecimiento cuando descubramos de qué se trata.

Si en alguna ocasión nos regalan algo que ya tenemos o que sencillamente no nos gusta, tendremos en cuenta la buena intención y trataremos de no hacer notar la decepción.

Debemos tener presente que nunca, bajo ningún concepto, desvelaremos el precio de un regalo a la persona que lo reciba. Es de pésimo gusto dejar la etiqueta en la que está marcado el precio en el objeto, tampoco debemos insinuar verbalmente delante o con el destinatario el alto coste del regalo, con la intención de recordarle que hemos invertido una importante cantidad de dinero en su persona. Si compramos algo realmente caro lo haremos con todas las consecuencias. Comentar el esfuerzo que ha tenido que hacer nuestro bolsillo será una grosería.

Un regalo es, sobre todo, un detalle, y lo que debe importarnos es su significado emocional y no material.



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